¡Hoy es un día feliz para mí! Quiero también compartir  las alegrías, aunque no pueda contar todo. La carga emocional, cuando se comparte, reconforta. ¡La alegría también! Cuando contamos la alegría, ella se multiplica, porque usted deja a alguien con aquella satisfacción que usted tuvo, e incluso sirve, dependiendo de lo que se  cuente, para observar y tener una visión mejor de las personas y de las cosas.

La fecha de hoy va a quedar marcada para mí. Va a quedar muy marcada: ¡30 de octubre de 1981! En las primeras horas de la mañana. No puedo contar qué, aunque tenga ganas.

Debo decirles lo siguiente: nadie en la vida tiene todo, o sabe todo, porque la propia Ley que gobierna dice que, si usted supiera todo, perdería el punto de atracción. Entonces, es necesario que no se sepa del próximo paso, porque el próximo paso le da la sensación que motiva el trabajo, motiva la vida.

Hay personas que están desilusionadas. Llegan a una cierta  etapa de la vida y se cierran. Incluso mueren cuando llegan a una etapa de desilusión, porque no tienen más qué hacer. Personas que, por ejemplo, trabajan 50 años y, después de jubilarse, mueren. Termina. La vida no le importa más. El punto de atracción, que es desconocer un punto por delante, no existe más. El hecho que esté siempre faltando un eslabón de la cadena motiva la vida. Es así, y siempre será así.

Pues bien. A pesar de que yo tenga el conocimiento trascendental de las cosas de nuestro Plano Septenario, ese conocimiento queda en otro nivel de conciencia, y a medida que usted va trabajando, haciendo, actuando, verbalizando (verbo, ustedes saben: palabra + acción), a medida que usted va accionando las palabras que contienen el conocimiento, por lo tanto trabajando, usted va descubriendo y llegando a los puntos máximos, extremos del Plano en el que se vive. Todo funciona así y no podría ser de otra forma.

Existía, en mi caso, la búsqueda de un pequeño punto (vean bien: ¡no era un punto de duda!)… la búsqueda del conocimiento de un punto, que yo venía masticando a cada momento, a cada instante de mi vida, con la certeza de que un día iba a aparecer.

Entonces, después de que salimos de aquí, ayer de madrugada, llegué a casa… ya iba pensando en el auto. De repente se dio aquella claridad, la de “¡Eureka, descubrí!”. Pero estaba confuso. Resolví frenar todo, parar en aquel punto, parar todo, sujetar aquel punto y penetrar en aquel instante en que me vino la sensación. De repente me encontré con la cosa: ¡me enfrenté con la Llave Dorada! Sabía de su existencia y tenía certeza de que ella existía: no existe una puerta que no tenga llave. Y hoy, a las 5 de la mañana, esa llave vino. Es la Llave Dorada que cierra definitivamente el Curso VII. No es que yo no supiese de ella, pero cuando ella le es dada en la mano, es diferente. ¡Ahora es el todo de ella! Esto me sucedió hoy. Yo ya lo escribí, porque esto necesita quedar escrito, guardado.

Y después, para que ustedes imaginen la sensación, debo haberme quedado una hora o más agradeciendo. Cuando me fui a acostar, continuaba agradeciendo. Aquel agradecimiento del que no es posible hablar. Solo “¡muchas gracias, muchas gracias!”. Usted quiere agradecer eternamente,  ¡porque es increíble que haya llegado a ese punto…!

Bien, si usted dijera: “Si es tan bueno, ¡dennos la llave! No sirve, porque usted no va a comprender el valor de ella. Es la historia del partido de fútbol y de la conferencia de Einstein.

No tengo condiciones de depositar ese conocimiento en ustedes. Si lo dijera, no significaría nada. No hay soporte. Para nadie todavía en PRÓ-VIDA. Un día espero poder… Sino, quedará escrito. Alguien siempre lo va a leer, si tuviera necesidad. Pero primero necesita despertar la necesidad. Creo que ustedes entienden.

Entonces, es eso. Quería decir que hoy estoy alegre, tal vez el día más alegre de mi vida. No descubrí todavía un día más alegre en mi vida. Tal vez hoy sea el día más alegre de mi vida, por el descubrimiento del eslabón de esa cadena… Es el Conocimiento autoprotegiéndose.

Bueno, quiero decir que con nuestra actividad mental que hacemos todas las semanas, PRÓ-VIDA alcanzó un impulso que solamente quien la conoció antes puede evaluar. ¡PRÓ-VIDA realmente creció!

Estamos ahora con el departamento nacional de PRÓ-VIDA. Entonces, vamos a llevar los Cursos a los lugares que nos han pedido. Santos parece que será la primera ciudad… Campinas y otras ciudades después… Es lógico, la gente de PRÓ-VIDA tiene que empezar ahora a dar un mayor ejemplo según el conocimiento adquirido. La conducta es todo, porque la conducta es el ejemplo y sin ejemplo usted no hará nada.

En el mundo en que vivimos existen dos fuerzas: el bien – el mal, el negro – el blanco, el odio – el amor, la comprensión – la incomprensión… Y así sucesivamente.

Aquí en PRÓ-VIDA, nosotros tenemos Principios. Ustedes los conocen. Vieron. Y si están aquí, es porque les gustó. Verificaron que esos Principios realmente concertan al hombre. Entonces, es necesario que cada uno de ustedes asuma esos Principios. ¡Pero que realmente los asuman! Y que sus conductas estén de acuerdo con esos Principios.

Ahora, ¿cuáles son los Principios que usted adoptó? ¿Los del Bien o los del mal? Aquí en PRÓ-VIDA son los del Bien. ¿Cuáles son las virtudes del Bien? Comprensión, ayuda verdadera, gentileza, la no agresividad, la humildad… Estas son las armas del Bien. ¿Y cuáles son las armas del mal? La maldad, la agresividad, la no comprensión, vanidad, orgullo, prepotencia, la fuerza que lastima… todo lo contrario.

¿Qué me dice usted cuando alguien quiere defender el Bien y usa las armas del mal? Por ejemplo: para defender el Bien, el hombre construye bombas, hace guerras, quiere matar a toda la humanidad. Para defender el Bien, el hombre destruye. Ahora, destruir es arma del mal. Matar es arma del mal. Virtudes del lado opuesto. ¿Qué se consigue con esto? Solo reforzar a su propio adversario, el mal.

Pare para pensar: cuando usted quiere defender un Principio, usted debe usar las armas, las virtudes de aquel Principio. En caso contrario, estará luchando contra usted mismo, estará reforzando a su adversario.

(…) En todos los ambientes, es realmente superior aquel que sabe comprender al otro que él juzga en una posición inferior, y permanece cerca. Y así para todas las cosas. Entonces, es una cuestión de Principio. A ustedes les gustaron los Principios de PRÓ-VIDA, ¿creen que construyen al Hombre? Entonces, tienen que usar siempre esas armas. En el momento en que usted use otra arma, estará reforzando el otro lado.

Sé que es difícil cuando las personas, por ejemplo, vienen con agresividad hacia usted. No es dejarse alcanzar por la agresividad, es comprender que detrás de esa agresividad tal vez exista un buen corazón. Tal vez sea un fruto de ese mundo, que tiene como esquema loco modificar el medio y no el hombre. Tal vez apenas la expresión de un deseo, ya no de agredir, sino de defenderse…

Con los jóvenes hay que conversar, y lo haremos con una charla específica para ellos. Pero a ustedes, que son la mayoría adultos, les cabe aquel trabajo, y solo por él usted podrá vaciar el pote de energía que ahora, teniendo Conocimiento, usted posee, y tener un día la oportunidad de descubrir también la llave de oro de todas las conductas y pensamientos, y todo, todo, todo lo que sucede en la faz de la Tierra.

Me gustaría inclusive ver a la gente del Curso II, de Introducción junto a los alumnos del Básico, dándoles la mano a ellos. A veces quieren discutir. Pero ustedes ya tienen elementos para no discutir y calmar. Y si, por el momento, alguien no consigue conversar sobre Einstein, ¡converse sobre el partido de fútbol! Un día él tampoco querrá conversar más sobre fútbol. Hasta que llegue ese día… ¿qué tal dar Felicidad a cada uno para tener la Felicidad de cada uno?

Es eso. Defienda sus Principios del Bien luchando con las armas del Bien. Solamente. Siempre. Si es difícil, también es bueno, porque va a corregir el orgullo, la vanidad de aquel que cree que entrenar esto es difícil. Por lo tanto, ¡siempre es bueno!