21 de Diciembre de 1979
21 de Diciembre de 1979
Estábamos recordando lo que va a ser, por lo que está siendo. Estábamos recordando el presente que será, en el futuro que es hoy, en el pasado en que vivimos. Estábamos recordando cómo será el mundo de aquí a algunos años. Estábamos recordando cómo serán nuestros niños. No yo, que tengo 40 años, o usted que tiene 70. ¿Cómo serán nuestros niños? ¿En qué mundo lindo ellos podrán vivir? Un mundo sin guerras, sin odio, sin razas, sin color, en un mundo del sentir, en un mundo de la pureza. ¿Cómo será?
¡Qué lindo va a ser!
Pero, viendo lo que será, viendo a los niños de hoy que serán hombres mañana, viendo cómo ellos se conducirán, con todo esto que nosotros estamos pasando dentro de un Inconsciente Colectivo, para ellos, creando una nueva Mente Colectiva, e incluso más: introduciendo genéticamente una alteración en el código genético, de todos aquellos que van a nacer a partir de nosotros. Esto alimenta. Alimenta y da coraje para el Primer Paso. Es sentir que… la vida va a tener un objetivo. Nuestra vida no fue en vano.
Yo vi un mundo donde no había odio ni tristeza, no conocían las guerras, no vi niños llorando. Un mundo donde preguntaban: “¿Qué es la miseria?”. “¿Qué es el dinero?”. Un mundo… ni falsedad y ni envidia. Sorprendía ver lo que no había en ese mundo. Sorprendía ver lo que no había. No vi divisiones, ni religiones, ni racismo. Ni traiciones y ni pasiones. ¡Ni tiempo! Despedidas, esperas, nostalgias sin esperanzas, sin búsquedas, sin afines. Calor y lluvia tampoco había en ese mundo. Hambre, enfermedad, dolores… Hambre, enfermedad, dolores, ellos no los sentían. Ni ángeles ni demonios. Sin extremos. ¡Ni descreídos! Ni obcecados en lo imposible. Ellos tenían igualdad desde el Principio.
Este es el mundo que yo vi. La lógica imperando; esto sí existía, pero… ¡eran hombres! ¡Eran hombres! Pero no era la Tierra. No era la Tierra. Entonces, yo resolví contar, contar lo que había visto.
Y muchos no creyeron. Y busqué las razones del porqué no me creían. No es un sueño. Pero ellos decían: “¡Está bien! Entonces nosotros creímos. ¡Pero no era la Tierra!”. Ahí, yo me armé de un firme propósito: ¡Claro! ¡Puede ser la Tierra!