1980
1980
Un día no habrá sombra, porque la luz no lo permitirá. Un día no habrá nadie con puntos de orgullo, ni vanidad, puntos donde la luz podrá golpear y no penetrar, puntos ignorantes donde la luz golpeará y se reflejará. Un día todos estarán relajados, de pecho abierto, permitiendo el pasaje de la luz.
Sepa que si usted aún no es un ser totalmente iluminado, es porque permite que la luz se refleje en usted.
“Yo Soy la luz del mundo y muchos me oyeron y no me reconocieron y es por eso que existen objetos opacos”.
Si usted tiene puntos opacos, son ellos los que lo mantienen aquí. Lo cohesionado es sólido y lo sólido es apretado. Y entre sus átomos no existe espacio y la luz no penetra, se refleja, tal como aquel al que usted le quiere dar la mano y él le cierra la puerta. Así es el rayo de luz que le da vuelta la espalda y se va.
Constantemente usted está siendo bañado por la luz. La admira. Pero usted ve puntos oscuros porque no tiene coraje de mirar hacia aquello que su mente aún no puede admitir. Le falta fe. Usted estará tanto más oscuro, cuanto más espacio dé a aquellos puntos ignorantes que permiten la oscuridad: orgullo, vanidad, avaricia, egoísmo, miedo…
Hoy les enseñé a todos a hacer como la luz: den vuelta la espalda, dejando el calor, la luz en el punto opaco, cuyo calor se fija y, tal vez, un día, él se derrita y haga una expansión en aquel apretado atómico.
Si no aprovecha el calor que la luz le deja constantemente, solo hay una manera: sufrir por la envidia de ver los puntos que se dejan traspasar por la luz y sufrir por el frío que le congela el alma, por saber que el calor viene siempre y usted no tiene coraje de guardarlo.
Por lo tanto, tome conciencia de su sufrimiento y de su alegría, y asuma la responsabilidad.