11 de Septiembre de 1981
11 de Septiembre de 1981
Ayer conversé con algunas personas de afuera sobre la mente, personas todavía presas al materialismo, que no consiguen sobrepasar puntos como: “Yo no hago eso porque nadie va a mandar sobre mí, nadie me va a dominar…”. Todavía no consiguieron superar la disputa.
– “Nadie más se va a meter conmigo, no voy a ser juguete de nadie, ahora ella no me usará más, me liberé de ella…”.
Yo le decía a esa persona:
– Creo que usted no se liberó. Quien realmente se libera del yugo de alguien, de una sociedad, de cualquier cosa, no está tan preocupado por vencerla, así como está usted, ya que todavía tiene que pasar horas y horas pensando en cómo reaccionar.
Ella estuvo de acuerdo que, de hecho, por tener que pensar, todavía no lo había vencido.
¿Cuál es la solución para esa persona? ¿Qué hacer y cómo podrá considerar que habrá vencido? Claro que podemos darles la respuesta a todos ustedes: cuando usted se venza, cuando usted venza su instinto de venganza, o su complejo de inferioridad, cuando usted entienda que no necesita ser más, que usted puede ser igual.
Y entonces la persona continuó:
– “Deme una prueba de que esa historia de entrenar y estudiar la mente es buena”.
– ¡Mire el testimonio! Yo entreno la mente. Vea mis manifestaciones: yo siempre estoy alegre, feliz, ayudo a los otros, estoy financieramente realizado, de la materia tengo lo que quiero, del espíritu continúo estudiando… Esta es una prueba. Si en ningún sector usted está bien es señal de que no está usando bien su mente. ¡Si usted no está pleno en nada…!
– “¡Ah, pero es que algunas personas tienen suerte! ¡Usted, por ejemplo, está bien casado! ¡El cónyuge favorece el bienestar de la persona!”.
– Quien usa la mente es feliz, no porque tiene a alguien al lado que favorezca su felicidad. No es porque tengo una excelente compañera que soy feliz. Al contrario: porque soy feliz tengo una excelente compañera. ¡Con los amigos, lo mismo!
Esas justificaciones: “Si no fuese por él o ella…”. No, es usted que no está bien. Porque soy feliz es que tengo suerte.
Las personas generalmente quieren colocar la felicidad en los puntos externos, o sea, son felices según el punto externo. Es necesario que usted, que usa la mente, sepa que no son los hechos ocurridos fatalmente que lo harán feliz o infeliz. Es usted, que siendo feliz o infeliz, hace los hechos a su alrededor. No son los hechos que lo harán a usted feliz o infeliz. Al contrario, es usted que, siendo feliz o infeliz, construirá circunstancias felices o infelices.
Pare un poquito en esos pequeños puntos. Cuando usted entienda el cuño filosófico de eso, cuando usted entre en eso, podrá mejorar mucho y tendrá satisfacciones mayores.
Y entonces, al conversar con las personas en esos términos, usted mostrará que no es porque tuvo suerte que se realizó en la profesión o en la vida, pero sí porque usted torna plena cada parte de su vida. Y de eso usted puede dar testimonio.