Una nueva perspectiva hacia el trabajo
Una nueva perspectiva hacia el trabajo
El trabajo, a lo largo de los siglos, viene transformándose, y así también la relación de la humanidad con él.
Hay quienes ven el trabajo a la luz del concepto asociado al latín, en el cual la palabra «trabajar» deriva de tripalium, el nombre de un instrumento de tortura medieval. Ya en la lengua romana es diferente, y el término tiene el concepto de «laborar, colaborar».
Hasta por medio de la lingüística es posible observar formas diferentes de relacionarse con el oficio diario.
Es interesante percibir que hay personas que encuentran en el trabajo una fuente de placer, y otras que lo perciben como un motivo de sufrimiento.
Por qué será que existen ciertas actividades en las que es tan grande la sensación de placer que ni vemos pasar el tiempo y, por otro lado, otras en las que parece que el tiempo no pasa…
¿Será que eso que sentimos también nos quiere decir algo?
Considerar esas sensaciones puede darnos muchas respuestas sobre nosotros mismos y, por lo tanto, sobre aquello que nos trae la felicidad.
Cuanto más nos conocemos, mayor la claridad de definir un objetivo. Cuanto más genuino sea el objetivo, mayor el placer de manifestar el potencial inmenso que hay en cada uno de nosotros.
Y es justamente en ese conocerse un poco más cada día que vamos aproximándonos a otro trabajo, aún más sutil, que de oficio pasa a ser sagrado oficio, dado el reconocimiento de su importancia universal.