Tripulantes de la Nave Azul
Tripulantes de la Nave Azul
Permítase detenerse por unos instantes. Vacíe su mente y deje que se manifieste el silencio. Serénese. Imagine un orbe flotando en la inmensidad – el planeta Tierra visto desde el espacio. Desde lejos, parece una enorme bola azul, sin divisiones, sin fronteras.
Acérquese y escuche el canto de los pájaros despertando a la naturaleza, sienta la frescura de la brisa atenuando el calor del sol del mediodía y el perfume del suelo húmedo después de una lluvia vespertina. Aproveche la tranquilidad, la sensación de paz.
Pero en este mismo orbe es posible encontrar muchas otras escenas: la de un locus caótico, resultado de los pensamientos y las acciones de sus habitantes. Por todas partes, los individuos usan la inteligencia y la tecnología solo para realizar sus propios intereses. Crean líneas imaginarias – llamadas países – dividiendo a las personas en función de las diferencias de etnia, idioma, cultura, creencia. Crean en este mundo un verdadero campo de batalla.
Incluso en este escenario dual, es posible aprender a componer las innumerables diferencias en una misma dirección, en pos de un objetivo común, la construcción de un mundo de paz. La tecnología puede ser utilizada como instrumento para superar distancias y ampliar el radio de acción, especialmente en este momento en que las condiciones físicas son tan adversas. Los conflictos internos pueden utilizarse como resortes impulsores para admitir nuevas posibilidades y, con ello, aprender.
La observación de los resultados de las experiencias, de los puntos de admiración, de los ejemplos dejados por grandes mentes, puede ser alimento para el análisis, que proporciona una expansión de la conciencia y refuerza el coraje para accionar una verdad que se amplía a cada instante. Trabajar para que los pensamientos y actos sean dirigidos en beneficio del otro, del bien común.
Y en ese camino, acordarse de mirar al cielo y reconocer que siempre hay mucho más que aprender. ¡Es percibir que uno es parte de algo grandioso! Y que al ser útil en el medio en el que vive contribuye a su propio crecimiento y a la evolución de un todo, del planeta en el que habita, del universo por el cual navega en su nave azul.