Padre. Hay palabras que surgen y se desvanecen, otras se amplían y otras se diluyen. Hay palabras que antes significaban algo, pero no significan más. A veces se recuerdan, a veces se olvidan. Hay palabras que solo son palabras, pero hay otras que son acción. Se manifiestan de diferentes maneras en diferentes momentos y tienen la fuerza de la mansedumbre.

Padre. Una sonrisa, un abrazo, una sensación acogedora. Lecciones, madrugadas y sermones.  Manifestación de todo aquel que, mientras está presente, es protección, consuelo, seguridad. Centinela que guía y que abre paso. Alienta para el futuro. Dejará de estar, pero siempre será mientras su ejemplo esté vivo.

Padre. Memoria cuando está ausente. Recuerdo o reminiscencia de lo que un día fue palabra y acción. Es la semilla que germinó y que ahora alimenta. Se perpetuó. Marca que inspira y genera más frutos. De generación en generación, lleva consigo la llama de la esperanza de una eterna presencia.

Padre. Bondad que abre espacio para que se manifieste lo que es propio de cada uno. Como el sol que sale de escena y, al caer la noche, da vida a las estrellas, da existencia. Es el amor que sostiene, sin dosis y sin peso. Libertad.