El camino de Peabirú
El camino de Peabirú
Cuentan los tupí-guaraníes que, en tiempos inmemorables, vivían en un lugar magnífico, donde reinaba la paz, las “flechas cazaban solas”, donde no había maldad, tristeza, no existía la muerte y todos eran felices. Era la Tierra Sin Mal. Un día, sin embargo, los hombres que vivían allí no respetaron las reglas y fueron expulsados.
Los tupí-guaraníes se originaron en la región central de la Amazonia y, en el siglo V a.C., iniciaron un viaje migratorio épico. Una parte de esos indígenas se dirigió hacia el sur y el este del continente, dando origen a muchas etnias guaraníes, como los ñandevas, los kiowas y los mbyás (en las regiones centro-oeste, sudeste y sur de Brasil), y otras tantas de ascendencia tupí, como los tamoios, los carijó, los goitacazes y los aimorés, en la costa atlántica de la región sudeste.
Los tupí-guaraníes se originaron en la región central de la Amazonia y, en el siglo V a.C., iniciaron un viaje migratorio épico. Una parte de esos indígenas se dirigió hacia el sur y el este del continente, dando origen a muchas etnias guaraníes, como los ñandevas, los kiowas y los mbyás (en las regiones centro-oeste, sudeste y sur de Brasil), y otras tantas de ascendencia tupí, como los tamoios, los carijó, los goitacazes y los aimorés, en la costa atlántica de la región sudeste.
Cuando los europeos desembarcaron aquí, estas etnias estaban en proceso de franca expansión territorial, a pesar de los conflictos existentes entre ellas.
Se pueden enumerar muchas razones para esa migración, pero hay una fundamental que estaba en el centro del imaginario tupí-guaraní: encontrar la Tierra Sin Mal, de donde fueron expulsados un día.
Y, para llegar allí, habrían construido un camino, una especie de ruta espiritual que partía de la ciudad de San Vicente, atravesando el interior de los estados de San Pablo y Paraná, en Brasil, en dirección a Asunción, en Paraguay. A partir de ahí ese camino se conectaba con la red de caminos del imperio inca, subiendo la Cordillera de los Andes hasta su capital, Cusco, actual Perú, y siguiendo hacia el Océano Pacífico. Era el camino de Peabirú.
Camino del sol (de este a oeste), de ida y vuelta, camino gastado o pisado, camino al Perú, no hay una traducción definitiva para su nombre. El hecho es que el Peabirú terminó convirtiéndose en una de las rutas transcontinentales más importantes de toda la América precolombina, porque unía una miríada de pueblos y aldeas, permitiendo la circulación de personas, los intercambios culturales y de mercaderías. Sin embargo, su origen está ligado a una búsqueda mística, sagrada, ya que de alguna manera permitiría la conexión con el mundo de la opulencia, la libertad y la inmortalidad.
Fue todavía en los primeros años del siglo XVI que los europeos comenzaron a escuchar a los indígenas, poco a poco y de forma muy difusa (el camino formaba parte de sus creencias más profundas y, por lo tanto, era un secreto), historias sobre el Peabirú.
Sin embargo, estas historias no eran muy alentadoras, pues se relataba también que era un camino que atravesaba el territorio de etnias indígenas dispuestas a todo para impedir el paso de extranjeros por sus tierras.
El Peabirú llamó mucho la atención de los portugueses y españoles, ya que disputaron durante mucho tiempo las tierras bajas del trópico de Capricornio. Los colonizadores descubrieron que el acceso al interior de América del Sur se realizaba de dos formas: vía navegación por los ríos de la Plata, Paraguay y Paraná o a través del Peabirú. Controlar estas rutas era estratégico para llegar al Imperio Inca y su legendaria montaña de Plata, Potosí.
En ese mismo período, los jesuitas se acercaban a los indígenas en un intento de catequizarlos. Su estrategia era conocer las culturas indígenas para poder convertirlas. Y fue así como se enteraron de un importante personaje en la historia de Peabirú.
Sumé, Zumé, Padre Sumé, Tumé… son algunos de los nombres para el mítico personaje que, según los relatos, vino del mar con sus cabellos y barba blanca, la piel clara y vistiendo una túnica. Sumé enseñó a los tupí la agricultura, estableció reglas para la vida en sociedad y habría abierto el camino Peabirú, entre otros hechos. En la opinión de los sacerdotes misioneros, estas características lo hacían muy similar a un importantísimo personaje del cristianismo, Santo Tomás, el “evangelizador de las Indias”, que habría venido a las Américas con el objetivo de evangelizar, muchos siglos antes de los conquistadores europeos (eran lo que creían, por ejemplo, los padres Manuel de Nóbrega y Antonio Vieira). Todas las condiciones encontradas entre los indígenas llevaron a los misioneros a creer que su catequesis sería posible tratando de fusionar las figuras de Sumé y Santo Tomás. Tanto es así que los religiosos comenzaron a llamar al Peabirú “Camino de Santo Tomás”.
En este contexto, se puede unir el mito de la Tierra Sin Mal a la creencia generalizada en Europa Occidental, de que el Edén bíblico existía físicamente y que se localizaba en algún lugar en el Atlántico. Las descripciones de las maravillas encontradas en América por los exploradores europeos despertaron la imaginación de este pueblo: ¿se habría encontrado el Paraíso? ¿Existiría un camino sagrado hasta él? En aquellos inicios de la conquista europea había una mezcla de expectativas de enriquecimiento, posesión y salvación espiritual.
Con el paso del tiempo, la extinción de etnias indígenas y el avance de la agricultura, de las ciudades y los caminos, el camino de Peabirú acabó por desaparecer y muchos comenzaron a dudar de su existencia. Se convirtió en una leyenda. Sin embargo, hace unas décadas, finalmente lograron demostrar que, de hecho, existió.
Esta es una breve historia del camino que fue mucho más que una forma de conectar regiones, convirtiéndose en el símbolo de la búsqueda de un lugar ideal y colaborando para el sincretismo cultural de elementos europeos e indígenas, y, de forma definitiva, contribuyendo a la formación de una de las más destacadas características del imaginario brasileño: la creencia en un futuro mejor.
Referencias bibliográficas
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Caminho do Peabiru, de Lá para Cá. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=7SojNJmu4NM