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Un paño de lino y sus historias

Un paño de lino y sus historias

Los registros bíblicos relatan que el cuerpo de Jesús, luego de su crucifixión, habría sido cuidadosamente envuelto en lienzos de lino, según la costumbre de la época y la tradición judía. José de Arimatea, miembro del Sanedrín y respetado consejero, habría buscado a Pilatos con la intención de ofrecer a Jesús una sepultura digna:

“Y llevando el cuerpo, José (de Arimatea) lo envolvió en un paño de lino lavado y lo depositó en una tumba nueva que mandó a cavar en la roca y, habiendo hecho rodar una enorme piedra sobre la entrada de la tumba, se retiró”. (Mt 27:59-60)

 “Llevaron (José de Arimatea y Nicodemo) el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos de lino con los perfumes, según la costumbre de las sepulturas de los judíos. En el lugar donde Jesús había sido crucificado había un jardín, y en ese jardín había una tumba nueva en el cual nadie había sido sepultado. Fue ahí que -debido al día de Preparación de la Pascua de los judíos, porque la sepultura estaba cerca -colocaron a Jesús”. (Jn 19:40-42)

Siglos más tarde, el llamado “Sudario de Turín” – una pieza de lino de 1,10 de ancho por 4,36 m de largo – conservada en la catedral de la ciudad italiana, pasó a atraer a millones de visitantes interesados en contemplar la imagen de un cuerpo humano grabada en el paño. Las marcas visibles serían compatibles con las heridas típicas de alguien que fue flagelado y crucificado. Estudios forenses señalan que las lesiones visibles son coherentes con las prácticas de crucifixión romanas del siglo I. Otro aspecto relevante es la presencia de polen de plantas típicas de la región de Palestina, además del tipo de fibra de algodón usado en la confección del paño – ambos elementos comunes en la producción textil de aquella región del Oriente Medio.      

¿Sería esta la misma sábana de lino que envolvió el cuerpo de Jesús? ¿Cómo habría llegado hasta la Catedral de Turín? ¿Y qué dicen los estudios sobre su composición y datación?

Muchas son las preguntas en torno a la historia del Santo Sudario. La búsqueda de respuestas nos lleva a debates entre historiadores, teólogos, arqueólogos, químicos, biólogos e investigadores de diferentes universidades alrededor del mundo. Desde los primeros análisis, un consenso definitivo todavía parece estar distante.

Una de las hipótesis señala que el Sudario habría sido llevado a la ciudad de Edesa (actualmente Urfa, en Turquía) por discípulos de Cristo, en busca de protección contra persecuciones. Cerca de 500 años después, habría sido redescubierto, bien preservado, y ocultado dentro de un muro de la ciudad.

En 944 fue transportado hacia Constantinopla y, en 1204, llevado por los cruzados de Europa Occidental. A partir de 1346, el Sudario pasó a estar asociado al nombre del conde Godofredo de Charny (*1). Siglos después, fue transferido de Chambéry,  la iglesia colegiada de Lirey (cerca de 150 km de París), hacia la Catedral de Turín, en cumplimiento de un voto de San Carlos Borromeo.

Frente al creciente interés de la comunidad científica, el paño pasó por diversos análisis que identificaron que las marcas no contienen vestigios de tinta o pigmentos orgánicos. Una de las hipótesis más aceptadas sugiere que la imagen, formada a partir de matices monocromáticos, habría resultado de una deshidratación de las fibras del paño, provocada por la irradiación de calor o luz intensos. Estudios realizados en 1973, analizando diferentes intensidades luminosas, revelaron un aspecto tridimensional de la imagen.

Año tras año, muchas preguntas siguen sin respuesta. Aunque los análisis de datación por carbono-14 (técnica arqueológica usada para estimar la edad de objetos que contienen carbono) presentan divergencias en cuanto a la fecha precisa, tampoco se sabe con seguridad cuál técnica habría originado la figura. A pesar del avance tecnológico, ningún experimento científico consiguió reproducir con exactitud el proceso generador de la imagen del Sudario. La ausencia de pigmentos tradicionales desafía la hipótesis de que hubiera sido pintado (*2). 

En 2022, investigadores del Instituto de Cristalografía, en Italia (*3), condujeron nuevos análisis de datación del paño a partir de rayos-X. Sus resultados sugieren que los materiales que componen el Sudario de Turín son compatibles con el período en que Jesús habría vivido.

Recientemente, imágenes recreadas por inteligencia artificial, a partir del rostro impreso en el Sudario, presentan características semejantes a las representaciones tradicionales de Jesús en las artes plásticas.

Algunos ven al Sudario como una evidencia material de la resurrección de Jesús. Otros investigan qué fenómenos físicos podrían haber generado, de forma súbita, una descarga de energía capaz de marcar el paño – y resistir al tiempo.

Aunque las investigaciones no sean aun concluyentes, la historia del paño de lino que, según la tradición, envolvió el cuerpo de Jesús de Nazaret, sigue siendo una invitación a la reflexión. Los significados de renovación y transformación asociados a la Pascua marcaron profundamente la historia de la civilización occidental. Pensar sobre la trayectoria del Sudario y su simbología de “pasaje” es una oportunidad de reflexión – no solo para la ciencia, sino para todos los que se interesan por esa historia y su influencia hace milenios.

Notas al pie de página

(*1) Espinosa, 2024, p. 12

(*2) Espinosa, 2024, p. 86

(*3) De Caro et al, 2022

 

Referencias:

ESPINOSA, Jaime. O Santo Sudário. São Paulo: Quadrante, 2024.

DE CARO, Liberato; SIBILLANO, Teresa; LASSANDRO, Rocco; GIANNINI, Cinzia; FANTI, Giulio. X-ray dating of a Turin Shroud’s linen sample. Heritage, v. 5, n. 2, p. 860–870, 2022. Disponível em: https://doi.org/10.3390/heritage5020047.

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