4 de Marzo de 1981
4 de Marzo de 1981
Todo lo que sucede y que lo deja descontento, insatisfecho, es consecuencia y es la parte que le cabe. Es lo que nosotros llamamos merecimiento. ¡Merecimiento! Cuando usted toma conciencia de que exactamente todo, su propia vida, todo lo que sucede es solo merecimiento, cuando eso entre en usted, ¡habrá un cambio muy grande! Comienza a aparecer la serenidad.
¡Todo lo que le sucede a todos es el resultado del merecimiento!
¿De qué resulta el merecimiento? El merecimiento resulta de la aplicación de la Ley, de la Gran Ley, Universal, y usted no logra interferir en esa Ley, porque ella es Absoluta, ella es justa, ella es estrecha, no cabe ninguna opinión más allí adentro, no cabe ninguna modificación. Ella es justa en sí, por eso recibe el nombre de Justicia. La Ley Universal aplicada da como resultante lo que usted merece.
¡Pero hay personas que ni conocen la Ley! Y esos, que ni conocen la Ley, son los que se rebelan. Porque si conociesen la Ley, sabiendo lo que va a suceder, cuál será el merecimiento, automáticamente podrían, si quisieran, prevenir el acontecimiento, siguiendo la Ley, o hasta ir contra la Ley, y tener como merecimiento aquello que se manifiesta dentro de la personalidad como angustia, descontento, insatisfacción, infelicidad, disturbios, conflictos…
Pero, aquel que no conoce la Ley, ni siquiera tiene la oportunidad de librarse de los aborrecimientos. Por lo tanto, él está así siendo conducido, ¡está en un mar de espinas y no tiene manera de salir! A no ser cuando en él despierte algo y, entonces, buscará la Ley, para poder evitar aquellos aspectos.
Ahí comienza la pelea. Ahí comienza la lucha entre aceptar la Ley o aceptar lo que usted quiere. Pero, como la Ley es justa, no cabe lo que usted quiere; ¡ella hará lo que quiere!
Solo hay un camino: ¡el camino de la Verdad!
Bueno, usted ya percibió que la mayoría de las personas que viven angustiadas, descontentas o en crisis, quieren colocar lo que quieren, a su voluntad, pero ni siquiera saben a dónde quieren llegar, o muchas veces ni saben lo que quieren. Desconocimiento total de la Ley.
¿Desconocimiento total? Claro, es un error de educación. No fue enseñado. ¿Quién les enseñó a ustedes? Hace miles de años, ¿quién viene dando conciencia del Yo? ¿Quién viene dando? ¡Nadie! Claro, algunos se propusieron eso. Se propusieron dar conciencia del Yo. Pero ¿de qué forma?
(…) Claro, un nuevo mundo tendrá que nacer también con una nueva escuela. “Vino nuevo en odre viejo…” Todo tiene que ser nuevo. Por lo tanto, nosotros no vamos a reformar, no vamos a revolucionar, no vamos a arreglar. No. Nosotros vamos a construir algo completamente diferente. Nuevas bases.