22 de Diciembre de 1980
22 de Diciembre de 1980
En la Fiesta del Amigo Secreto de PRÓ-VIDA
¿Qué es un amigo? ¿Quién es mi amigo? Y ahí todos se transformaron en amigos… ¡semisecretos! Porque usted podría ser mi amigo, usted también, usted también, usted también, usted también… Y ahí yo comencé a mirar al amigo por fuera. Pero será que yo voy a mirar la cara… Si él tiene cara de buenito, él es buenito; si él tiene cara de malo, él es malo… Comencé a elegir amigos. ¿Y cómo elegir amigos? A esas alturas ya teníamos 14, 15 años… 16, en la etapa de la adolescencia.
¡Amigo! Pero la palabra amigo estaba atrás, estaba adentro. Ella era fuerte. Y entonces descubrí los elementos que yo debería encontrar en el amigo, quién debería ser el amigo. Y descubrí un gran amigo secreto. Yo quiero describirles a ustedes mi amigo secreto.
¡Caramba! ¡Cómo voy a describir a mi amigo, mi gran amigo-secreto-patrón! Es difícil, es difícil, es difícil, porque yo no sé bien el tamaño de él. Generalmente se describe: “Mi amigo… él está con… él es alto, calvo… él tiene brazos largos… él es gordo, él es delgado… él está vestido con tal ropa…”.
¡Pero, mi amigo… yo no sé describirlo bien! Creo que puedo describirlo así: yo no sé el tamaño de él, porque es muy grande; entonces, no se puede ver todo su tamaño. Yo no sé si él tiene ojos verdes u ojos negros; en realidad ni sé si tiene ojos. Yo no sé si él tiene boca grande o pequeña; tampoco sé si tiene boca. Yo no sé si él tiene cabellos largos o cortos; yo no sé si él tiene cabello. ¡Es difícil describir a mi amigo…! Yo no sé si él anda corriendo o anda despacio… De hecho, yo no sé si él anda. Caramba, ¿cómo podemos nosotros describir a una persona?
Bueno, la Filosofía dice que para describir a una persona, podemos usar las obras de la persona, lo que la persona hace y los representantes en la obra. Así resulta fácil. Así yo puedo describir a mi amigo.
Mi amigo… él tiene muchos representantes. Él tiene muchos representantes aquí, aquí. Uno de los representantes de mi amigo son las hormigas. ¡Las hormigas! Mi amigo, por las hormigas, me enseña a trabajar. Me enseña a trabajar mucho, mucho, mucho, mucho, aun cuando algún pie malvado destruya el hormiguero. Mi amigo me enseña, por medio de las hormigas, a trabajar, siempre, aunque todo esté…
Mi amigo tiene más representantes, no solo las hormigas. Él tiene como representante a las flores. ¡Flores! Él me enseña, por el perfume de las flores, por el color de las flores, por la belleza de las flores, él me enseña que nosotros debemos amar lo puro, lo puro, puro, puro, puro, la pureza en todo su esplendor, la pureza de lo natural. Sí, mi amigo tiene representantes: ¡las flores! ¡Y él me enseña mucho! Y si alguien ya reconoció, puede…
Hay más. Ese amigo mío tiene otro representante: son los pájaros. ¡Los pájaros! Mi amigo, por medio de los pájaros me dice que yo necesito un día ¡alcanzar las alturas! ¡Él me dice que yo puedo aprender a volar! Él me habla de libertad, cuando me deja ver a sus representantes voladores. Él me habla de alturas, él me recuerda tantas cosas cuando yo veo ¡la dulzura de los pájaros! Y por los pájaros él me enseña algo también muy importante: él me enseña que es necesario –incluso siendo pájaro libre, incluso…– él me enseña que también es necesario luchar por la supervivencia, tal como las gaviotas desesperadas peleándose entre sí, en la disputa por un pedazo de basura que viene del vómito de los marineros. Aun así, hay lucha.
Mi amigo es ese. Ese es mi amigo.
Salí en busca de ese amigo. ¡Difícil de encontrar! Pero comencé a mirar en las personas aquel “pedazo de naranja” que tenía eso y, de repente, encontré uno, encontré otro, otro… y uno decía así: “Mira, yo conozco a alguien que también tiene eso allá adentro”, y traía y traía y traía.
Y entonces yo me rodeé de amigos. Amigos, cada uno con su especialidad: unos de volar, otros de quedarse con los pies bien en el suelo, otros de tener la fuerza para la lucha, otros que me enseñaban la prudencia, otros que me enseñaban la temperancia… y juntos salimos en busca de la Paz.
¡Amistad! ¡Algo noble, grande, algo que da razón para que yo exista ahora! Ahora, ahora, en este instante, si me diera un infarto o cualquier otra cosa y mi corazón parase, por favor, no se retiren de la sala. Vengan por lo menos a ver mi expresión y ustedes verán que yo me estaré riendo, estaré alegre, estaré feliz: yo pasé por la Tierra y encontré amigos, ¡ustedes!
¡Y qué bueno tenerlos! ¡Qué bueno tenerlos! ¡Qué bueno tenerlos para aquella hora amarga! ¡Qué bueno tenerlos para aquella hora oscura! ¡Qué bueno tenerlos para la desesperación! ¡Qué bueno tenerlos para la enfermedad! ¡Qué bueno tenerlos para la salud y los placeres! ¡Qué bueno tenerlos! Qué bueno tenerlos, porque principalmente nosotros podemos levantar una bandera, ahora, aquí, ya: bandera sublime, bandera gloriosa, bandera que cumple el objetivo inicial del hombre en la Tierra, bandera de la inocencia.
¡El muchacho realizó sus propósitos!
A todos ustedes, muchísimas gracias. Una Feliz Navidad. Un Año Nuevo mejor y mejor que este, porque dentro de mi corazón, que lo quiero considerar una vela, ustedes son la llama, y yo me ofrezco como vela, para que ustedes, con su llama, me extingan. Pero, den Luz, que sea al menos a un pequeño cuarto oscuro.
¡Muchas gracias a todos!