1980
1980
La verdadera intuición nunca se opone a la Razón. No es digno que el hombre deje que sus actos sean gobernados por los impulsos emocionales.
Poca gente es capaz de pensar verdaderamente con claridad. Algunos consiguen pensar claramente y sin pasiones cuando no están cansados, hambrientos o emocionalmente perturbados por algún problema.
El objetivo del hombre que pretenda dar el paso siguiente en la Evolución deberá ser el de aprender a pensar con claridad, desapasionada y establemente todo el tiempo.