Lo Clásico y lo Romántico
Lo Clásico y lo Romántico
Los ideales del arte clásico son los ideales de lo bello, de la proporción, del equilibrio, por lo tanto, de la razón. También es importante en el arte clásico la noción de decoro, del noble sentimiento y de la serena belleza. El término Clásico, además, cuando se aplica al arte, tiene un sentido de la obra que determina un patrón, un modelo a ser seguido, una obra que establece una clase de obras, obras estas que imitan un original, su patrón.
El ideal del arte romántico, por otro lado, es lo sublime, no lo bello. El sentimiento de lo sublime en el arte, tal como ha sido descripto por artistas y críticos a través de la historia, es el sentimiento de estar ante algo mucho mayor, mucho más poderoso que nosotros: las montañas, las estrellas, los abismos y océanos. Sublime es el sentimiento de temor ante las fuerzas de la naturaleza, de las grandes catástrofes naturales, de los terremotos, huracanes y tempestades. La obra romántica no busca ser modelo. Ella es concebida como un acto singular, una creación única, enteramente original e individual. La noción de originalidad y del genio creador son invenciones románticas.
Sagrada Família – Nicolas Poussin (1594 – 1665)
O Naufrágo – William Turner (1175-1851)
Ambos sentimientos, el de lo bello y el de lo sublime, se alternan con frecuencia en la historia del arte, a veces predominando uno, y a veces predominando otro. Momentos en la eterna búsqueda del ser humano por el equilibrio; instantes en el intento de equilibrar Razón y Sentimiento.