Un clic hacia el mañana
Un clic hacia el mañana
La historia humana es también la historia del progreso tecnológico, y nunca antes este progreso fue tan acelerado como hoy en día.
Desde el descubrimiento del fuego hasta la invención de la lámpara, transcurrieron miles de años. Sin embargo, desde la invención del automóvil hasta la llegada del hombre a la luna, transcurrieron apenas 80 años. Y más, en los últimos 20 años se han creado más inventos que en toda la historia de la humanidad. Una cooperación sin precedentes entre científicos de todo el mundo, de las más diversas áreas, impulsa este desarrollo gracias a un sistema de comunicación global.
Estamos viviendo una época de grandes cambios. Y también de grandes conflictos. La energía nuclear puede haber dado acceso a la electricidad más barata, pero trajo la posibilidad de destrucción global. Internet puede haber conectado el mundo, pero también hizo al hombre reconsiderar las propias relaciones humanas. Hoy, equipos que caben en un bolsillo pueden conectarnos a casi cualquier información en segundos. Un alpinista en el monte Everest puede compartir su aventura y obtener miles de “me gusta” en el mismo instante en que llegue a la cima.
Todo esto ha transformado las culturas del mundo al mismo tiempo que suscita preguntas: ¿Qué está pasando con el ser humano? ¿Estamos más conectados o menos? ¿Estamos más cerca de los demás, o no? ¿Somos seres mejores?
Las creaciones para ampliar la actuación en el planeta y simplificar el modo de vida, desde las simples herramientas hasta los complejos equipos para explorar el universo, parece que no han hecho del hombre un ser humano mejor en la misma proporción. Sin embargo, a lo largo de la historia, el deseo de mejorar las condiciones externas nos ha llevado una y otra vez a reflexionar sobre nosotros mismos, nos ha llevado a nuestro propio interior, y es en la evolución de nuestro propio pensamiento filosófico que podremos encontrar el equilibrio para lidiar con las mil y una revoluciones que enfrentamos cada año.
Nadie puede decir de dónde vendrá la próxima gran revolución tecnológica, pero todo indica que otro gran cambio está en camino: un cambio filosófico. Un cambio filosófico que deberá tener como uno de sus pilares la premisa de que, si el hombre quiere un medio mejor, primero tendrá que ser él mismo mejor.