Diciembre de 1980
Diciembre de 1980
Trecho extraído del discurso en homenaje a Cristo, pronunciado por el Dr. Celso, en el Centro Cultural, en la fiesta de Navidad de 1980, luego de la puesta en escena de la obra “El Buey y el Burro camino a Belén”.
¡Y Él también dejó cosas mucho más bonitas! Él dejó parábolas. Y entre ellas me gusta recordar la del Sembrador. La del Sembrador, en la que Él dice que la semilla fue arrojada sobre piedras y no germinó. Otro arrojó la semilla en tierra poco profunda: germinó y luego murió. Otro arrojó la semilla en tierra profunda y bien arada, y ahí la semilla germinó, creció y dio frutos. Y Su Padre, un día, en la persona de Él, regresa para recoger los frutos.
Los discípulos, que no entendieron bien, le preguntaron y la explicación llegó enseguida. Él dijo: algunos reciben la Palabra, y la Palabra, como es colocada sobre un suelo no propicio, la Palabra se pierde. Otros reciben la Palabra, pero en un terreno no propicio, poco profundo, se dejan llevar por las certezas de la vida material, se dejan contaminar por todo lo que la materia puede ofrecer, y la Palabra tampoco da frutos. Y los otros, aquellos que ya percibieron la existencia de una Vida Eterna y que tienen Coraje de transformarse en seres humanos, Hombres, de perder la hipocresía, estos dejan que la semilla germine, se transforman posteriormente en Hijos de Dios.
(…)
Nosotros, hoy, estamos homenajeando a un Hombre que nació hace casi dos mil años. Dos mil años. Y permanecerá dos mil más, diez mil más, un millón más -si fuera necesario-, mientras haya dualidad en la Tierra, mientras el hombre no pueda desconectarse, mientras el hombre no pueda entender que esta vida es apenas un pasaje. Mientras esto no suceda, el conflicto arrojado hace dos mil años en el espíritu de cada uno de nosotros estará vivo y será exactamente este conflicto el que les permitirá a todos, un día –¡un día!– tomar una decisión y partir para la acción de seguir las Leyes de Aquel que dice ser el Camino, la Verdad y la Luz.